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3ª JORNADA CONGRESO RETINA MURCIA. "LA DISCAPACIDAD ES LA CAPACIDAD DE SER EXTRAORDINARIAMENTE CAPAZ"

Para ayudar a un estudiante ciego o con baja visión no sólo hay que apotarle a él, también al profesor

 

"Hay que enseñarle a los niños que el ojo ve de formas muy diferentes"

 

 

La tercera jornada del III Congreso Nacional Retina Murcia ha abordado esta tarde dos asuntos de gran interés: la afectación psicológicas que genera la discapacidad y cómo se afronta la formación de las personas ciegas o con baja visión desde el colegio y la universidad.

La primera mesa la ha moderado la psicóloga de la Asociación Retina Murcia (RETIMUR), Aurora Mora, quien ha presentado en primer lugar a Jorge González, de ONCE Sevilla. Este especialista ha destacado que las personas tenemos una tremenda capacidad para adaptarnos a las distinas circunstancias. Y que este año hemos tenido que acomodarnos a la pandemia. “Este puede ser el año del ajuste y quizá el próximo será el año en que la humanidad tenga que aceptar una situación que nos afecta a todos”, ha apuntado.

González ha explicado el proceso de ajuste a la discapacidad visual. “Las personas con discapacidad visual se ajusta a una sociedad creada y diseñada por y para personas con una visión normal. Vivimos en un mundo con una gran carga visual”, ha subrayado.

“Cuando un chico con un problema de visión no ve la pizarra, puede pensar que es diferente y siente malestar y se calla para que nadie se entere. Otro chico , por el contrario, puede pensar que quiere ver la pizara porque es importante y que no es algo que provoque él, por lo que su comportamiemnto es pedir ayuda para que le lean lo que pone en ella”, ha explicado respecto a las formas de afrontar las limitaciones.

Asimismo, ha añadido que la población infantil y juvenil suele tener menos información sobre su problema visual que una persona adulta. “Pueden tener una percepción del problema más baja que un adulto y, por tanto, tener una menor motivación hacia el cambio”, ha precisado.

También ha comentado que en las enfermedades de la retina, el proceso no es estable, es degenrativo y obliga a continuos procesos de ajuste, por las constantes pérdidas de visión o de campo.

El experto de ONCE Sevilla ha hecho mucho hincapíe en que debe implantarse en el sistema educativo que hay que ayudar a los niños a construir un conocimiento realista de su situación, a afrontar las situaciones en que se pone en evidencia su limitación visual y debe aprender a manejar las respuestas emocionales ante las situaciones a las que se enfrenta. Hay que pasar de un modelo en que se le resuelven al niño las situaciones a un modelo en el que se le enseña a resolver las situaciones, tanto en la escuela como fuera de ella.
El centro educativo debe dejar de ser un problema a resolver para ser un lugar donde aprender a resolver los problemas que se puede encontrar en la vida. Hay que darles herramientas para que sean más fuertes y prepararlos para afrontar estas situaciones”, ha recalcado.

Los programas terapéuticos se llevan a cabo cuando se identifican que existen problemas en el proceso de ajuste. “Pueden sobrevalorar sus posibilidades o sus limitaciones. O puede que las situaciones de malestar emocional invadan su vida y les impida afrontar los objetivos que tienen. Se hace, entonces, necesario un análisis más profundo de lo que ha ocurrido y debemos enseñarle cómo afrontar sus posibilidades y el manejo de sus emociones”, ha indicado.


Por su parte, Carmen Milla, psicóloga de Retina Comunidad Valenciana se ha centrado en cómo prestan la asistencia y apoyo psicológicos a sus socios.
“Los pacientes llegan o con mucha información o con muy poca información. Los primeros presentan gran incertidumbre y están muy asustados. El estado emocional suele ser de desconcierto y de ansiedad, angustia y preocupación. Trabajamos mucho con la incertidumbre, algo que todos tenemos que aprender con esta pandemia. Es lógico tener miedo al futuro, lo raro sería no tenerlo. Pero hay que saber manejarlo. Algunas personas se aíslan y se resisten a aceptar la enfermedad y si la negación es muy notable, es bueno trabajar con la familia del afectado, que es su soporte más directo”, ha subrayado.


Beatriz Pesqueira, psicóloga de Retina Madrid, ha intervenido en tercer lugar. Padece síndrome de Usher y ha relatado su experiencia de aplicar terapia como una psicóloga con discapacidad a un paciente con discapacidad.
Sostiene que no es mejor ni peor que nos atienda una persona con el mismo problema que padecemos. “Da igual que el terapeuta tenga o no problemas, lo importante es la competencia y la experiencia, sus recursos y su intuición para detectar lo que le sucede al paciente”, ha resaltado.
El paciente se crea expectativas por ser atendido por una persona con discapacidad y hay que explicarle que no se puede identificar al terapeuta como una persona con este problema, sino que va mucho más allá, ha comentado.

También ha señaladfo que como terapeuta con discapacidad, si empiezas a sentirte mal por lo que te está contando el paciente, debes dejarlo y derivarlo a otro terapeuta.

Pesqueira ha recalcado que no nos definimos por una discapacidad o una baja visión, somos unas personas con unos valores, unas condiciones y unos recursos que nos hacen ser quienes somos.

Por último, el profesor de la Universidad de Murcia, Francisco Javier Corbalán, ha subrayado que “el mundo de la discapacidad es un mundo de personas Seamos o no afectados por una discapacidad, podemos adoptar las mismas posiciones”, ha señalado.
A este respecto, ha desglosado que cualquier persona puede tener una posición depresiva, en la que ella está mal y el resto están bien. O una posición
Paranoide, en la que uno está bien y los demás están mal. También está la posición maniaca, en la que todo está bien y se lanza uno a vivir a lo loco.
Y, por último, la posición nihilista, en la que todo está mal y no hay nada que hacer.
No obstante, la posición ideal es la realista. “Todos tenemos una mochila, una carga de problemas, pero también de habilidades. Cuando tomamos conciencia de nuestra valía y de nuestras dificultades, podemos empezar a ser felices y a sentirnos bien, ni menos ni más que otros”, ha aclarado al respecto.

El profesor Corbalán ha incidido en que la discapacidad es una mochila que todos llevamos, porque todos tenemos alguna discapacidad, pero todos estamos capacitados para vivir.
La autonomía, la actitud y la autorrealización, el apoyo familiar y la solidaridad, con la compensación económica y la eliminación de barreras, son síntomas de integración. La discapacidad es la capacidad de ser extraordinariamente capaz”, ha concluido.


En el turno de preguntas, el psicólogo de ONCE Sevilla ha comentado que nunca se debe señalar a un alumno dentro de la clase por su discpacidad, ahora bien, hay que hablar de cómo es una persona dentro de la clase. “Hay que enseñarle a los niños que el ojo ve de formas muy diferentes. Deben aprender cómo funcionan los ojos, la catarata del abuelo, la presbicia de mi madre o la retinosis pigmentaria. No hay que señalar a nadie, solo que nos conozcamos y podamos hablar de nuestra experiencia personal.

 

 

La mesa de Psicología ha dado paso a la mesa sobre Educación, moderada por Doria Peñalver, psicopedagoga, logopeda y neuropsicóloga.

Diego Aguilera Cano, maestro de educación especial y miembro del equipo Visuales de la Región de Murcia nos ha contado cómo ayudan a los alumnos con baja visión o ciegos en la adaptación a sus clases en el colegio y ha descrito las distintas estrategias y herramientas que están a disposición de estos estudiantes.
Seguidamente, Eva Casanova, del Servicio de Atención a la Diversidad y Voluntariado de la Universidad de Murcia nos ha explicado cómo se ayuda a los alumnos con alguna discapacidad en el centro universitario, tanto para su formación, como para la realización de prácticas.
Tanto Eva Casanova como Jorge González han coincidido en que la predisposición de los profesores para ayudar a estos alumnos es, en general, buen, aunque les preocupa no saber cómo apoyarles, por lo que hay que dotarles de los medios y los conocimientos que se precisan. De ahí, que hayan destacado que “para ayudar a un alumno con discapacidad, también hay que apoyar al profesor”.

Juan Carlos Palazón, graduado en Educación Social ha aportado la perspectiva del alumno desde su experiencia personal. A los seis años empezó a tener problemas y a los ocho años le diagnosticaron Stargardt. En la ESO vive un bajón visual. Los libros son más gordos y la letra más pequeña. Juan Carlos ha recordado que hasta dos profesoras, una en Secundaria y otra en la Universidad, le dijeron que él no podía estudiar por su discapacidad visual y que una de ellas incluso subrayó que le hacía perder el tiempo a ellos y a sí mismo.
No obstante, un profesor le planteó que aprendiera escuchando las explicacionesy así lo hizo. “Potencié mi memoria auditiva, Ya no llevaba ni lápiz, ni bolis, ni libretas ni portátiles. Mientras unos alumnos tomaban apuntes, yo escuchaba”, ha relatado. Juan Carlos ha obtenido el mejor expediente de su graduación.

La jornada se cerró con la intervención de Antonio Sánchez Káiser, de la Universidad Politécnica, que presentó el novedoso sistema que ha creado para ayudar a estudiar a los alumnos con baja visión, motivado porque su hija la padece al sufrir de albinismo ococlutáneo. La herramienta permite seguir las clases o cualquier evento desde un dispositivo conectado a tres cámaras que siguen tanto lo que hay en las pizarras como los movimientos del profesor o del ponente. La Universidad Politécnica está desarrollando su propia plataforma para su uso y se plantea como una alternativa a la enseñanza no presencial que tan recurrente es durante esta pandemia del Covid-19.

 

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