Asesoramiento de la Junta Consultiva Científica y Médica de Retina International sobre el uso de la cloroquina

 

La cloroquina es un medicamento antimalárico aprobado por la FDA en 1934. Desde entonces, se ha descubierto que es beneficioso en el tratamiento de enfermedades autoinmunes como el lupus y la artritis reumatoide (1). 

Las dosis estándar de cloroquina utilizadas para el tratamiento de la malaria y otras enfermedades sistémicas tienen pocos efectos secundarios. Sin embargo,resultan perjudiciales cuando se inyectan en el torrente sanguíneo (por vía parenteral) en dosis altas y en un corto espacio de tiempo, o cuando se toman en forma de pastillas (por vía oral) en dosis regulares durante muchos años. Las complicaciones más graves de la cloroquina son: retinopatía, cardiomiopatía, neuromiopatía y miopatía (1).

Los factores de riesgo más importantes que afectan a los ojos son las dosis altas y la larga duración (en años) de su consumición (2). Los dos efectos adversos típicos en los ojos son la queratopatía (enfermedad corneal derivada de la aparición de calcio en la córnea central) y la retinopatía. La retinopatía, unida al uso prolongado de análogos de cloroquina, es un problema clínico mucho más grave y puede provocar daños irreversibles en la retina, incluso pérdida de visión (1). Los pacientes con una enfermedad retiniana subyacente pueden tener un mayor riesgo de toxicidad por cloroquina (2).

En una etapa temprana, la enfermedad retiniana provocada por cloroquina puede ser asintomática, pero puede detectarse por la pérdida de sensibilidad en el campo visual o por cambios en la tomografía de coherencia óptica (OCT). En etapas más avanzadas de la enfermedad, los pacientes pueden desarrollar una maculopatía «ojo de buey», caracterizada por un anillo de epitelio pigmentario de la retina (RPE) en el área macular más cercana a la fóvea. En algunas ocasiones, aunque pocas, la toxicidad de la cloroquina en la etapa final conduce a un RPE generalizado y a la atrofia retiniana, lo que implica una pérdida de la visión central, periférica y nocturna. (1,2)

La toxicidad de la cloroquina es una preocupación oftalmológica bastante seria porque no tiene tratamiento. También ha habido casos de progresión de pérdida de visión en pacientes incluso años después de la interrupción del tratamiento con cloroquina o hidroxicloroquina (3,5). Por lo tanto, es importante tener cuidado con su uso. Los pacientes con un peso bajo (menos de 50 kg) y enfermedades renales deben recibir las dosis ajustadas a su peso (6): un máximo de 6,5 mg de cloroquina-fosfato por kilo (2).

Aunque se ha sugerido que la cloroquina puede cambiar la acidez en la superficie de la célula, lo que puede evitar que virus como el COVID-19 la infecten, (4) no hay consenso sobre si la cloroquina y otros medicamentos antimaláricos son seguros y efectivos para tratar el COVID-19, ya que las pruebas no están lo suficientemente avanzadas.

Todavía no se sabe con certeza cómo la cloroquina o cualquier medicamento antimalárico funcionaría contra el COVID-19.

La Junta Consultiva Científica y Médica de Retina International recomienda que las personas afectadas por una distrofia retiniana subyacente no se automediquen con cloroquina. Además, recomienda encarecidamente a los pacientes que sigan los consejos de su médico antes de administrarse cloroquina.

 

(NOTA: a continuación hay un enlace a una carta publicada por la FDA que autoriza el uso de cloroquina contra COVID-19 en casos de emergencia)  https://www.fda.gov/media/136534/download. Sin embargo, la Agencia Europea del Medicamento está limitando su uso contra el COVID-19 únicamente para ensayos clínicos).

 

Referencias

  1. Al-Bari, M.Chloroquine analogues in drug discovery: new directions of uses, mechanisms of actions and toxic manifestations from malaria to multifarious diseases. Journal of Antimicrobial Chemotherapy, (2015) 70: 1608–1621
  2. Marmor, M., Kellner, U., Lai, T., Melles, R. and Mieler, W., 2016. Recommendations on Screening for Chloroquine and Hydroxychloroquine Retinopathy (2016 Revision). Ophthalmology, 123(6), pp.1386-1394.
  3. Ehrenfeld, M., Nesher, R. and Merin, S., 1986. Delayed-onset chloroquine retinopathy. British Journal of Ophthalmology, 70(4), pp.281-283.
  4. Devaux, C., Rolain, J., Colson, P. and Raoult, D., 2020. New insights on the antiviral effects of chloroquine against coronavirus: what to expect for COVID-19?. International Journal of Antimicrobial Agents, p.105938.
  5. Mukwikwi, E., Pineau, C., Vinet, E., Clarke, A., Nashi, E., Kalache, F., Grenier, L. and Bernatsky, S., 2019. Retinal Complications in Patients with Systemic Lupus Erythematosus Treated with Antimalarial Drugs. The Journal of Rheumatology, 47(4), pp.553-556.
  6. Ochsendorf FR, Runne U, Goerz G, Zrenner E. [Chloroquine retinopathy: avoidable by individualized daily dosing]. Dtsch Med Wochenschr. 1993 118(51-52):1895-8. Review. German. PubMed PMID: 8287780.

 

Autor: Prof. Dr. E. Zrenner

Presidente de la Junta Consultiva Científica y Médica de Retina International

Traductor/a: Ana Martínez Rec

USAMOS COOKIES
Usamos cookies en nuestro sitio web. Algunas de ellas son esenciales para el funcionamiento del sitio, mientras que otras nos ayudan a mejorar el sitio web y también la experiencia del usuario (cookies analíticas). Puedes decidir por ti mismo si quieres permitir el uso de las cookies.