La retinopatía diabética es una complicación ocular de la diabetes, causada por el deterioro de los vasos sanguíneos que irrigan la retina del fondo del ojo. El daño de los vasos sanguíneos de la retina puede tener como resultado que estos sufran una fuga de fluido o sangre. Cuando la sangre o líquido que sale de los vasos lesiona o forma tejidos fibrosos en la retina, la imagen enviada al cerebro se hace borrosa.
Síntomas
Es posible que en los inicios no se evidencien síntomas, dolor ni pérdida de la visión, pero en ocasiones puede producir edema macular, ya que una parte de la retina se hincha a causa del excesivo fluido, causando la visión borrosa y con manchas.
Diagnóstico
Se debe realizar:
Examen de agudeza visual.
Retinografía.
Examen de fondo de ojo con dilatación pupilar.
Examen de angiografía retiniana.
Diversos estudios han demostrado que aun cuando la retinopatía diabética está avanzada un 90% puede mantener su visión, si siguen un tratamiento antes de que la retina se dañe severamente. El tratamiento para la retinopatía diabética puede necesitar cirugía con láser de argón.
En medicina oftalmológica, se llama catarata a la opacificación total o parcial del cristalino.
Existen fundamentalmente dos tipos:
Catarata congénita: producida por la existencia de una lesión hereditaria o una agresión sobre el embrión durante su desarrollo (p.e rubéola)
Catarata adquirida: es el tipo más frecuente y es la principal causa de pérdida de visión entre los mayores de 55 años. Está causada por la acumulación de células muertas en las lentes naturales de los ojos, encargadas de enfocar la luz y producir imágenes claras y nítidas.
Existen varias modalidades:
Senil
Traumática
Diabética
Por radiación
Según donde se encuentra la opacificación, la catarata se denomina:
Nuclear: núcleo de cristalino.
Cortical: en la corteza.
Polar anterior: en la parte central y anterior de la cápsula.
Polar posterior: en la parte central y posterior de la cápsula.
Hay que señalar que las cataratas pueden ser operables. Sin embargo, existen casos en los que la situación médica del paciente desaconseja esta operación por diversos motivos, lo cual acarrea el problema de Baja Visión.
La degeneración macular asociada a la edad, o DMAE, es una enfermedad del ojo ocasionada por degeneración, daños o deterioro de la mácula. La mácula es una capa amarillenta de tejido sensible a la luz que se encuentra en la parte posterior del ojo, en el centro de la retina, esta área proporciona la agudeza visual que permite al ojo percibir detalles finos y pequeños. Cuando la mácula no funciona correctamente, las áreas del centro del campo visual empiezan a perder nitidez.
Factores de riesgo
El tabaquismo, la edad avanzada, antecedentes familiares de DMAE, el alto nivel de colesterol en la sangre, la hipertensión arterial, entre otros, son factores influyentes. Recientes publicaciones por parte de un grupo de doctores barcelonenses han apuntado que la mutación del gen factor H podría ser la causa etiológica de la enfermedad, ya que según estos expertos "las personas que tiene la mutación de este gen poseen menos capacidad para controlar la inflamación causada por una infección cualquiera, que podría actuar como desencadenante de la enfermedad". Las personas mayores son blancos frecuentes de la DMAE.
Síntomas
La degeneración macular ocasiona diferentes síntomas en cada persona. Puede que al comienzo de la enfermedad sea imperceptible, sobre todo cuando la degeneración se produce en un solo ojo mientras que el otro se mantiene sano por mucho tiempo. Una rápida pérdida de la visión central es síntoma frecuente de que la persona padece de degeneración macular en ambos ojos.
En la cotidianidad podemos encontrar indicios de este enfermedad, como: líneas rectas que se ven distorsionadas, ver palabras borrosas, problemas para detallar y áreas oscuras o vacías en el centro de la visión.
Tipos de degeneración macular relacionada con la edad y tratamientos
La seca o atrófica
Esta es el tipo de DMAE que más padecen las personas y se asocia con pequeños depósitos amarillos en la mácula. Presenta pérdida visual gradual y lenta. Si la DMAE seca afecta sólo a un ojo puede que los síntomas no sean notorios. Este tipo de degeneración macular no tiene ningún tratamiento eficaz y tan sólo puede frenarse su evolución para que no se pierda la visión por completo.
La húmeda o exudativa
La DMAE húmeda es la menos común y la más agresiva de los tipos de DMAE. Se desarrolla con la formación de vasos sanguíneos anormales en la parte posterior del ojo y cuando estos empiezan a presentar fuga líquida; ocasionando distorsión de la retina.
Una de las posibles causas de la DMAE húmeda es la falta de oxígeno en la retina, que provoca un proceso de angiogénesis.
El tratamiento suele ser cirugía láser o, recientemente, el uso de fármacos antiangiogénicos inyectados directamente en el ojo, como Lucentis y Macugen, que aparte de frenar la enfermedad pueden aportar mejoría significativa en determinados casos. Ambos medicamentos bloquean un factor de crecimiento de vasos sanguíneos, la proteína VEGF que actúan a nivel molecular para modificar el curso de la enfermedad, frenando así su evolución.
El incremento de la esperanza de vida y el DMAE
Al aumentar la esperanza de vida en los países desarrollado cobra importancia la DMAE que es la causa de la ceguera en mayores de 65 años. Esta patología está directamente ligada con el envejecimiento y el deterioro del sistema ocular, y aunque la degeneración de las células fotorreceptoras no es la única causa es una de las más importantes.
El metabolismo de la retina consume muchos recursos y por lo tanto también crea muchos desechos que va eliminando, pero con la edad la capacidad de eliminar desechos va disminuyendo y estos se van acumulando produciéndose las drusas.
El problema real es el lugar donde se acumulan las drusas que se van colocando entre las coroides y la retina separándolas. Como los fotorreceptores se nutren de los vasos de las coroides si las coroides se separan de la retina, de la membrana de Bruch en concreto, los conos y los bastones reciben menos irrigación sanguínea, y por lo tanto se degeneran. Si la zona afectada es la mácula, que es donde se acumulan la mayor parte de los fotorreceptores se pierde la visión central.
La amaurosis congénita de Leber (LCA) es una enfermedad de la retina (retinopatía) de origen genético, caracterizada por un grave déficit visual en los niños desde los primeros meses de vida.
Se produce una pérdida grave tanto de bastones como de conos en toda la retina desde el nacimiento. Supone entre el 10-18% de los casos de ceguera congénita y su incidencia es de 1 de cada 35.000 nacidos vivos. No debe confundirse con la Neuropatía óptica hereditaria de Leber que es otra enfermedad diferente, aunque ambas fueron descritas por el oftalmólogo Theodor Leber en el siglo XIX.
Se caracteriza por su gran heterogeneidad tanto clínica como genética, aunque su patrón de herencia es generalmente autosómico recesivo, se han descrito casos con herencia autosómica dominante. Hasta el momento se han descrito 13 variantes de la enfermedad, en 12 de las cuales se ha identificado el gen causante.
El síndrome de Usher es un trastorno hereditario autosómico recesivo que se caracteriza por presentar un deterioro auditivo congénito neurosensorial con o sin afectación de la función vestibular y una alteración en la visión progresiva provocada por una retinosis pigmentaria.
Existen varios tipos de Usher según la edad de comienzo de los síntomas, el grado de afectación coclear y retiniano y la evolución de los síntomas clínicos.
Los pacientes afectos de síndrome de Usher tipo I presentan hipoacusia neurosensorial bilateral congénita profunda o severa, alteración del equilibrio por una función vestibular ausente o alterada y retinosis pigmentaria que comienza en la primera década de la vida.
En el síndrome de Usher tipo II presentan hipoacusia neurosensorial bilateral congénita moderada o severa, la función vestibular es normal y la retinosis pigmentaria comienza en la adolescencia.
En el síndrome de Usher tipo III la audición es normal al nacimiento o con una ligera pérdida que aumenta progresivamente, los problemas de audición se desarrollan en la adolescencia y la sordera en la edad adulta, el equilibrio puede estar alterado en un 50% de los casos y la retinosis pigmentaria comienza en la pubertad.
El síndrome de Usher constituye la primera causa de sordoceguera hereditaria, aproximadamente algo más de la mitad de los casos de sordera asociada a ceguera son síndrome de Usher.
El glaucoma es una enfermedad del ojo que se define como una neuropatía degenerativa de las fibras del nervio óptico.
Puede ser agudo o crónico.
En el crónico hay una neuropatía óptica progresiva o una enfermedad del nervio óptico.
Uno de los principales factores que pueden inducir a un glaucoma es una presión intraocular alta, aunque no hay ningún límite de presión ocular por encima del cual se desarrolle el glaucoma; mientras que una persona con una presión relativamente baja puede tener daños en el nervio óptico, otra con una presión ocular alta durante años puede no llegar a tener daños en toda su vida.
Se ha comprobado que varios factores pueden desencadenar la apoptosis celular con pérdida de la estructura de sostén neuronal y posteriormente funcional del nervio óptico, por lo que la ceguera se presenta por áreas y "pixeles" del campo visual. Entre estos factores están el trauma repetido (cambios de presion intraocular), enfermedades de la microcirculación como Diabetes mellitus, hipotensión e hipertensión arterial, tabaquismo y drogas vasoconstrictoras, aunque puede presentarse como apoptosis neuronal espontánea con probable influencia de oncogenes y tendencia familiar.
Un glaucoma sin tratar conduce a un daño irreversible del nervio óptico, con destrucción del mismo y con la consecuente pérdida del campo de visión, y puede convertirse en una ceguera parcial o total.
Las personas con un historial de glaucoma en su familia tienen un seis por ciento más de posibilidades de desarrollar glaucoma. Los diabéticos y las personas de color tienen más posibilidades de desarrollar glaucoma de ángulo abierto, mientras que los asiáticos tienen más opciones de desarrollar glaucoma de ángulo cerrado.
En principio, todas las personas mayores de 25 años deberían hacer controles de glaucoma, aumentando los controles a lo largo de los años.
La mitad de la gente que tiene glaucoma no lo sabe.